El triunfo del desencanto

Pues todos estamos conscientes de que nuestro voto no garantiza el cambio. Puros políticos de drama, con sus preocupaciones pendejas y el sueldazo en potencia que traen en la cabeza, eso es todo. Pero las preocupaciones del pueblo nadie las atiende, y siguen matando, extorsionando, secuestrando, y sigue la impunidad, y el pueblo sigue bajo el yugo del gobierno y los mafiosos (que en la mayoría de los casos es lo mismo).

En lo personal sigo escuchando las mismas cantaletas en las campañas electorales. Ya ni siquiera son para inventarse sus propios discursos, el discurso se ha convertido en una farsa con todo y sus clichès que ya nos sabemos de memoria.

El desprestigio entre los candidatos que inundan la prensa y las puertas de las casas (hasta se molestan en imprimir y difundir papelitos con la historia de como fulanito se peleó con la señora por ser un pirujo) reemplaza al debate, ya no se trata de quién es mejor sino de quién es menos peor.

Lo peor de todo, los candidatos hablan más de cómo el candidato sutanito les rayó la madre y se avientan su choro de chavo buena onda que no se deja provocar y comienza el drama, mientras siguen sufriendo los papás sonorenses, los familiares de los ejecutados de LeBarón, las familias de la gente secuestrada y asesinada en todo el país, los que quedamos en medio de las balaceras a las tres de la tarde, en resumidas cuentas mientras los políticos viven su tragicomedia, la mafia se burla del pueblo.

Ahora el punto es: si la apatía fué nuestra manifestación de que ya no confiamos en las autoridades, ¿qué jodidos podemos hacer nosotros?

This entry was posted by Javier, on Wednesday, July 08, 2009. You can leave your response.